“Dios es tan bueno que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (MR 193,1,1). De esta manera el Santo Fundador nos invita a contemplar nuestra existencia como un don recibido de Dios Padre para un determinado servicio.
Desde este proyecto de salvación, los Hermanos, junto con todos los Lasallistas, nos sentimos en camino. Cada uno, desde su vocación específica, está invitado a plantearse con seriedad el sentido de su existencia, no desde “un para qué”, sino desde un “para quién”; es decir, desde los niños, jóvenes y adultos sin esperanza, cuyo clamor sentimos en el fondo de nuestro corazón.
Recordamos que los discípulos de Emaús sintieron cómo ardía su corazón cuando Jesús les explicaba las Escrituras. Juan Bautista de La Salle también supo descubrir en la Carta de los Hermanos de 1714 la petición de retomar su función junto a sus Hermanos.
Creemos que Jesús tocó el corazón de los caminantes de Emaús y la carta de los Hermanos tuvo impacto en el corazón del Santo Fundador, porque reinaba entre las personas una cultura vocacional: una atmósfera que dispone los elementos para que las personas descubran el llamado que Dios les hace.
Hoy, Hermanos y Laicos, estamos invitados a renovar - desde el icono de Emaús (cf. Lc 24,13-35) y desde la experiencia fundacional del Instituto - la llamada a reavivar nuestra experiencia fundante y a ponernos en camino.
Se trata de seguir dando razones de nuestra esperanza, desde nuestra vida cotidiana, como “cooperadores de Jesucristo” (cf. MR 196,2,1) en una misión que llena de sentido. Con nuestro testimonio hacemos posible que también otros se interroguen por las razones de su existencia. Así, todos los lasallista trabajamos para impulsar el desarrollo de una “cultura vocacional” (cf. Circular 466,3.27) que permita que niños, jóvenes y adultos descubran el llamado de Dios para cada uno, en la confianza de que “Dios sigue actuando” en el mundo. (Cfr. Circul. 469, 4.1-4.4)
El 45° Capítulo General ha hecho un llamado a los lasallistas del mundo para que en cada centro educativo Lasallista reine una cultura vocacional. Para ello, pide producir materiales que ayuden a desarrollar dicha cultura (Cfr. Circ. 469, No. 4.9) y asegurar los vínculos entre la pastoral juvenil y vocacional (Cfr. Circ. 469, No. 4.11)
La RELAL tiene contemplado, en su Plan de Acción Regional, diversas acciones que tienen por finalidad reflexionar y fortalecer la Cultura Vocacional en los Distritos de la Región:
Prioridad 3: Revitalizar las obras lasallistas como Comunidades de Fe para asegurar que el Evangelio sea el criterio de discernimiento y acción.
Específicamente las acciones:
Ocho: Socialización de la reflexión y acompañamiento de los procesos de catequesis, evangelización y pastoral como medio para articular la pastoral como eje transversal en los proyectos educativos de cada obra.
Nueve: Intercambio de los procesos vocacionales que existen en cada Distrito de la Región.
Diez: Elaboración de los lineamientos claros para establecer y dinamizar la cultura vocacional, tomando en cuenta los fundamentos antropológicos y teológicos y los documentos de RELAL.